3 dic 2013

El chatarrero de Sangre y Cielo, el Duque del Ruido. El Nick Cave Madrileño (por poco que le guste). Pionero de la explosión independiente de finales de los 80s y principios de los 90s en España. Artista de culto (por no decir olvidado). DJ consagrado en el Morocco (donde se permitía mezclar Nino Bravo con Einsturzende Neubaten) en los 90s. Poeta. Novelista. Actor. Malabarista de la droga. Fan de Raphael. Deconstructor de boleros. Productor músical. Ese es Javier Corcobado (Francfurt, 1963). Ese es el Javier Corcobado que conocía hasta hace un par de días.


Ir a ver una película sobre Skaters pioneros españoles de los 80s (Monopatín, 2013) puede llegar a ser un poco pretencioso. Más cuando hace 25 años que no agarras una tabla y cuando lo hacías eras patético. Sin embargo, es una gran oportunidad para ver a tus amigos una tarde fría de domingo en Madrid. Echarte unas risas, tomarte una cerveza, dar un paseo por el centro… Buen plan. Buen documento gráfico.


Ya me había echado unas risas con las pintas terribles que lucíamos en los últimos 70s y me había interesado sobre la historia de Sancheski cuando una imagen familiar asaltó mi retina. Una imagen fuera de lugar en ese momento. El pie de imagen no dejaba lugar a dudas, era Javier Corcobado (Skater pionero y músico). Allí estaba, en su retiro del desierto de Almería. Lejos de tentaciones, sano, concentrado en contar una faceta suya para mí totalmente desconocida. Una faceta de estrella del Skate. ‘Ojiplatico’ me quedé.


Pues sí, así es. Uno de los pioneros madrileños de Nuevos Ministerios. Varias veces campeón de España. Un ‘crack’ en todas las disciplinas de la época (Freestyle, salto…). Colaborador en la construcción del skatepark del parque sindical. Años han pasado desde ‘Diminuto Cielo’ (1996) con Manta Ray.

Tres discos que he recuperado estos días:

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