30 ago 2013


No es mi tarea teorizar sobre estilismos. Solo soy un mero observador, un consumidor. Solo quería hablar de algunas pequeñas bandas españolas (y otras no tan pequeñas). Bandas con personalidad propia, diferente en forma pero parecida en fondo. Bandas que en algún momento han cruzado sus caminos conmigo. Todas ellas interesadas en la experimentación y en la creación de ambientes, texturas y sensaciones. Son como testigos de una boda, de etiqueta a la fuerza. Un frac de talla única llamado Post-Rock que a todos les viene pequeño.

'Así duele un Verano' de Migala (Acuarela, 1998)
 fue una de mis primeras experiencias nacionales. Recuerdo que a los pocos minutos ya estaba atrapado. Transportado a otro mundo. A un mundo cerca de un muelle, donde la llovizna hace que el frio te penetre en los huesos, donde solo escuchas las gaviotas y las personas son personajes de una película muda a través de un cristal que la lluvia hace translucido. Un mundo en el que te has exiliado para escapar. Para escapar del verano. Ahora he ganado conocimientos y podría divagar sobre las influencias de Migala en el disco. Para que. Lo que quiero que se mantenga es esa sensación, ese escalofrío de la primera vez que lo escuche.

Dicen que un periodista de The Wire tejió un saco y lo llamó Post-Rock, seguramente por la incapacidad del profesional de describir las sensaciones experimentadas al escuchar a una banda. Entre todos hemos desfondado el saco, lo hemos llenado de bandas sin relación estilística. Es la pereza del melómano de explicar algo a alguien a quien piensas que no va a interesar. Desde luego es difícil relacionar
 'La Banda Sonora de mi Funeral' de Úrsula (Foehn, 2001) con sus letanías, versos oscuros y susurrados, electrónica minimalista e instrumentos de corte arty, con la fiereza de 'Himnos Olimpicos' de Pupille (BCore, 2005) con sus musculosas líneas de bajo y transiciones hacia la electricidad.

Siempre podremos buscar la unidad estilística entre bandas que se revuelven dentro del saco. Hace pocos días pedía a un gran amigo que me recomendada un disco para hacer menos cuesta arriba el verano en la oficina. Que sorpresa cuando, en vez de alguna novedad, el álbum recomendado fue 'El Objeto Inexistente' de La Muñeca de Sal (Everlasting, 2002). Retomar la amistad con este viejo conocido me llevo a volver a escuchar 'Dancing Days' de Camping (Astro, 2005) lo que finalmente desemboco en el interés por escribir estas líneas. Y es que dentro de la personalidad de cada uno de ellos se pueden apreciar ciertos parecidos. Voces sencillas y samplers acompañan las canciones, mezclando elementos evocadores con cierta inquietud eléctrica. Son retales cosidos para hacer obras mayores.

Hemos creado una escena virtual basada en estereotipos como la tristeza o la instrumentalidad que realmente no se ajusta a la realidad. Esto ha condenado al fracaso comercial y el rechazo de las hordas indis ávidas de subproductos de consumo rápido cargados de hedonismo que abarrotan festivales y conciertos. En la presentación en El Café de la Palma de
 'L'Univers' de 12Twelve (Acuarela, 2006), disco que marco el cambio definitivo de la formación hacia el Free Jazz, se colgó el cartel de completo. Durante el transcurso de dicho concierto la banda comentó que para ellos era muy significativo ese día ya que era la primera vez que llenaban un local. El aforo no creo que llegara a 250 personas. Un grupo que ha grabado con Steve Albini...

Somos conscientes que alguien que experimenta en la música no espera comer de ello pero que menos que sacar lo suficiente para cubrir gastos. Siempre ha habido sellos con cierto renombre que han apoyado a bandas experimentales. Sellos como Acuarela, BCore o Astro. Pero también ha habido auténticos adictos al riesgo que han sido capaces de cimentar su sello sobre pilares de papel. Foehn se presentaba hace ya 12 años como sello independiente con un concierto en el que presentaban sus dos primeras referencias,
 'Erm' de Balago (Foehn, 2001) y 'La Banda Sonora de mi Funeral' de Úrsula (Foehn, 2001). A las 12 de la noche en la Sala el Sol, un jueves, un puñado de 'raritos' y algún periodista nos enfrentábamos a un duro castigo para la madrugada. Eternos drones que acompañaban la atmosfera oscura y llena de humo de la sala.

Otros prefieren la autoedición, la creación de pequeños sellos para publicar en exclusiva los trabajos que realizan. Es el caso de Slow Coloured Records, creado por los componentes de Pupille para dar cabida sus inquietudes. Una de estas inquietudes, se convierte en mi obra de referencia, 'El Golpe de la Aguja' de Zul (Slow Coloured, 2002). Una obra que incita a la reflexión, a la nocturnidad y a la soledad.


En mi caso asocio la etiqueta postrock con épocas de reflexión y cambio. A momentos con cierta inquietud artística que, al ser un ser con escaso talento, debo exteriorizar a través de la experimentación realizada por otros. En el fondo soy el estereotipo de consumidor de este tipo de músicas. Despeinado, gafas de pasta, pedante, desaliñado, depresivo, solitario...




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