28 oct 2013


Hace años, en Filadelfia, tuve una oportunidad de visitar este museo único. Una oportunidad que no llegué a ‘disfrutar’ y que posiblemente no se vuelva a dar. Y es que, aunque el museo venga en las guías, no es fácil de encajar en una visita turística tras ver la Campana de la Libertad y la estatua de Rocky Balboa. Pero por intentarlo que no fuera. Indudablemente no era fácil de vender a mis compañeros de viaje.


En 1858,el Doctor Thomas Dent Mütter, realiza la donación que permite la creación de este museo. Fetos y miembros conservados en formol, galerías llenas de esqueletos deformes, exposiciones fotográficas de las anomalías más grotescas, cabezas reducidas, instrumental médico del siglo XIX…  Sigo sin comprender totalmente la finalidad de todas estas ‘piezas’. Supongo que en una mente victoriana tendría más justificación.


Un escenario excepcional para inspirar al villano de un comic de Mike Mignola (Hellboy, AIDP…). Porque no nos es difícil imaginar a Mütter como un masón victoriano, amante del ocultismo, de la alquimia, coleccionista de los fetiches más extremos. Sentado en un despacho rodeado de su macabra colección intentando dominar el mundo (o salvarlo, nunca se sabe), invocando algún tipo de criatura de Lovecraft.

Un buen sitio para pasar Halloween. Ya lo decian los Murder City Devils en su canción

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