Ayer era tarde, casi de madrugada, cuando recordé que tenía
pendiente desde hace mucho tiempo leer algo sobre Corea del Norte. Mi interés
sobre la dictadura más hermética del mundo, el único reducto Stalinista del
siglo XXI, era grande, necesitaba intentar comprender como subsiste esta
sociedad. Aun así, un lunes a las 12 de la noche es difícil ponerse a leer artículos
en internet. Decidí asimilar el
conocimiento de una manera más lúdica. A través de un comic. Buscando encontré
Pyongyang de Guy Delisle.
Guy Delisle, canadiense de nacimiento, residió en la capital
de Corea del Norte durante dos meses por razones laborales. Aunque parezca increíble,
ciertos estudios de animación franceses deslocalizan trabajos a Corea del Norte
(entre ellos la serie de mi querido Corto Maltés). Esto es lo primero que nos
choca al enfrentarnos a la novela gráfica de Delisle pero no será lo único.
Una novela gráfica que resulta interesante para acercarse a
un país totalmente anclado en el pasado y que plantea ciertas cuestiones éticas
interesantes. Interesante sin llegar a la altura de los relatos de Joe Sacco,
claro.
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