12 abr 2016

No me gusta nada doblar ropa. Especialmente los calcetines. Como no tengo cuidado, siempre tengo miles amontonados y sin emparejar. Es como jugar al Memory, vas buscando parejas, tienes que darle la vuelta y cuanto mas parejas formas mas fácil resulta ir emparejando. El problema surge cuando te das cuenta que has perdido fichas y tienes calcetines sin pareja. Es entonces cuando, como cualquier niño, empiezas a buscar en los lugares más insospechados. La lógica infantil es aplastante, si estuviera en un lugar habitual lo habrías visto.

Ayer decidí ponerme en la titánica labor de doblar todos los calcetines (todos los que tuvieran pareja, claro). Me planté en el cuarto de la plancha (mas comúnmente llamado trastero, aunque en publico me refiera a el como la habitación de invitados), fui recogiendo todo calcetín que encontré y llevándolo al salón. Antes de empezar, había que seleccionar una buena banda sonora en mis combados muebles. Tenía una clara idea de lo que quería escuchar. ¿Low? No. ¿Seam? Uhmmm. ¿Codeine? No. No hay música mejor para doblar calcetines que la denominada Slowcore. Sus momentos pausados incitan a la reflexión (como he sido tan dejado para acumular está montaña de calcetines...) y a la concentración (Spiderman con Spiderman, Homer con Homer, Batman con Batman, Color negro desparejado de Bart con color negro desparejado de Superman...) y los arrebatos eléctricos permiten mantenerte despierto. ¿The New Year? ¡Si! Buscando entre el barullo de discos uno de The New Year me tope con el Transaction de Novo de Bedhead. Rápidamente pensé que Bedhead era el grupo. Es como ese hermano que pasa inadvertido. No llega a despuntar como clásico como Codeine. Ni es tan actual como su mellizo The New Year. Y es que Bedhead y The New Year son la cara y cruz de un mismo proyecto, el proyecto de los hermanos Kadane, un proyecto en el que cada nota cuenta con lo que tres notas pueden formar una gran obra. Podríamos coger todas las canciones de ambas bandas, mezclarlas y nos seria muy difícil diferenciarlas. En 1998 Transaction de Novo marcaba el fin del capitulo llamado Bedhead.


Poco a poco las canciones fueron acompañando mi labor. Los tranquilos acordes de Exhume pasaron entre clasificaciones por colores. Mientras sonaba More than Ever tuve que hacer una breve pausa para disfrutar de su triste melodía. La electricidad de Extramundane me saco del alienamiento. La fuerza de Psychosomatica me ayudo a dar el último empujón. Finalmente, me dispuse a escuchar The Present con el trabajo finalizado, mirando al infinito. Pensando que doblar calcetines molaba y que posiblemente era la mejor canción del disco.

Volveré a acumular cientos de calcetines sin doblar. Pero ya no será porque no me gusta o porque me da pereza. Será porque mientras puedo escuchar un gran disco.

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