Ayer decidí ponerme en la titánica labor de doblar todos los calcetines (todos los que tuvieran pareja, claro). Me planté en el cuarto de la plancha (mas comúnmente llamado trastero, aunque en publico me refiera a el como la habitación de invitados), fui recogiendo todo calcetín que encontré y llevándolo al salón. Antes de empezar, había que seleccionar una buena banda sonora en mis combados muebles. Tenía una clara idea de lo que quería escuchar. ¿Low? No. ¿Seam? Uhmmm. ¿Codeine? No. No hay música mejor para doblar calcetines que la denominada Slowcore. Sus momentos pausados incitan a la reflexión (como he sido tan dejado para acumular está montaña de calcetines...) y a la concentración (Spiderman con Spiderman, Homer con Homer, Batman con Batman, Color negro desparejado de Bart con color negro desparejado de Superman...) y los arrebatos eléctricos permiten mantenerte despierto. ¿The New Year? ¡Si! Buscando entre el barullo de discos uno de The New Year me tope con el Transaction de Novo de Bedhead. Rápidamente pensé que Bedhead era el grupo. Es como ese hermano que pasa inadvertido. No llega a despuntar como clásico como Codeine. Ni es tan actual como su mellizo The New Year. Y es que Bedhead y The New Year son la cara y cruz de un mismo proyecto, el proyecto de los hermanos Kadane, un proyecto en el que cada nota cuenta con lo que tres notas pueden formar una gran obra. Podríamos coger todas las canciones de ambas bandas, mezclarlas y nos seria muy difícil diferenciarlas. En 1998 Transaction de Novo marcaba el fin del capitulo llamado Bedhead.
Volveré a acumular cientos de calcetines sin doblar. Pero ya no será porque no me gusta o porque me da pereza. Será porque mientras puedo escuchar un gran disco.
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