Me gustan las excentricidades históricas. Y más cuando no
encuentro justificación ninguna en ellas.
Las minas de Sal de Wietliczka, dentro del área urbana de
Cracovia, es una de las más grandes que he tenido el placer de visitar.
Capilla, salón de baile, tallas escultóricas que recorren la historia… Todo
esculpido en sal por generaciones de mineros que trabajaban en las minas para
simple deleite de los visitantes. Ahora mismo, estos visitantes (más de 1
millón por año) son simples turistas anónimos pero supongo que en su día serían
personalidades ilustres y con ello los mineros sacarían beneficio. En todo caso
es puro amor al arte.
Estas minas de sal son Patrimonio Cultural de la UNESCO
desde 1978. Una recompensa merecida al trabajo realizado.
Actualmente aparte de la visita se pueden disfrutar en ella
de actividades culturales (conciertos, exposiciones…) y diversos actos
públicos.
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